viernes, 29 de junio de 2018

Conferencia: Compendio por la discografía folclórica dominicana 2/2

Esta conferencia fue presentada en el Coloquio Transdisciplinar: “Etnomusicología: Estudio y rescate de la música tradicional dominicana” celebrado el jueves 28 de junio del 2018 en el Instituto Global de Altos Estudios en Ciencias Sociales (IGLOBAL).

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Otra etapa en el pensamiento musical dominicano se desarrolla en la década del 70 en la UASD, que sobresale por la criticidad a todo lo anterior en base a la inclusión de estudios desde la africanidad en la música dominicana, sobre todo  a partir de valiosos estudios de antropólogos y sociólogos como Carlos Esteban Deive, June Rosenberg, Dagoberto Tejeda al abordar la música en su contexto popular, después de tantos años de ignorar los estudios desde la afrodescendencia. Este es hasta el presente uno de los pensamientos más influyentes en los estudios de la música, tanto en método como en teoría de investigación.    
Dentro de este pensamiento se alinea también la tradición de estudios de la música desde las ciencias sociales, no desde la ciencia musical, por ejemplo, que me parece que como punto de partida de la crítica musical es muy importante, sobre todo desde lo popular. El abordaje de la música desde las ciencias sociales no me parece un problema metodológico en sí, sino una condicionante en la investigación musical, que entiendo también debe ser complementada por la ciencia musical, la etnomusicóloga y musicología en sí.
El rol de la UASD  es importante, puesto que el contexto heredado era crítico, literalmente, confinando a las músicas a un olvido, exotismo y romanticismo de clase, racismo, prejuicios… discriminatorios.
Entre las décadas 80-90 y debido a la importancia de estos estudios populares de la música que le antecedieron hubo una conciencia más amplia de la música en la etno y musicología del caribe y Latinoamérica que se estaba haciendo, por lo que, en esto radica también su aporte, es cuando investigadores extranjeros comienzan a hacer estudios doctorales y de maestría con estas músicas a las que ya Martha Ellen Davis denomino como “afrodominicanas”. 
En este siglo, podemos reconocer las vías de este pensamiento y sus teorías.
Los estudios de la música dominicana,  por lo general se han hecho desde las ciencias sociales y la comunicación, así que, una gran parte de la música tradicional y popular ha sido escrita por sociólogos, antropólogos, periodistas, profesores e historiadores. Hemos insistido en que todo acto de desmeritar estos estudios es un franco retroceso.  
Mientras tanto, así como por un lado, una línea de investigación continúa repitiendo los mismos ejes de discurso y se sigue recurriendo a cierta metodología, tampoco se recurre a nuevas formas de trabajo, categorías de investigación y nuevos investigadores.
Ahora vamos al tema.
¿¿Cuanta música tradicional dominicana tenemos grabada, profesionalmente?
Qué catalogo discográfico y audiovisual se conoce?
Hablemos del libre acceso a la información que tenemos como ciudadanos…

Toda esta información si existe, aunque no está todo en un solo archivo, ni espacio, pero existe. Basta buscar en la bibliografía musical, en las hemerotecas y en los archivos. Personalmente me ha funcionado así. Ahora bien…. Algunos documentos son esenciales, como la publicación Enclave Afrocaribe, los libros de memorias del Congreso Internacional MIC, la web del AGN, el canal de YouTube de Changó Prieto, la cuenta de Soundcloud de Kiskeya Films, el fondo Fradique Lizardo en el Centro León, el CD del libro de música folclórica dominicana, los CD de Bayahonda y Cofradía, y varios documentales.
Una catalogación es necesaria. Digitalización y red de archivos, etc., una coherencia de estado.  
Por último, existe un imaginario del folklorismo, el perfil del folklorista/investigador… que va a las fiestas con una grabadora o cámara en mano, se ve de cierta forma, habla y actúa; estos reciben a los visitantes de la fiesta, son anfitriones, aparecen en los documentales, son los expertos de la tradición, no está mal, son validaciones de la academia, pero siempre y cuando los portadores no sean interrumpidos, desplazados de su centro social, pero creo que estas relaciones ya son valoradas diferentes por la etnomusicología moderna, entendiendo que es importante la estrechez de los vínculos, e incluso el activismo del investigador dentro y fuera de la comunidad que estudia.
Hace unos dos años, mientras participaba en unas jornadas de antropología de la música en una universidad en Barcelona, conocí a una doctora en música de Portugal, que abordaba lo que ella entendía de un investigador como un activista, no concebía que el contacto del científico con la comunidad se limitara a un marco de estudio, sino, más allá, a un activismo en conjunto.  Esto me interpeló bastante, puesto que ya desde aquí conocía cierta desestimación al investigador y este tipo de vínculo tan cercano con la comunidad.
Desde el punto de vista del activismo con el que la etnomusicología contemporánea representa al investigador, este compendio proveería de un acercamiento diferente a este campo de trabajo, en el cual, si bien se puntualizan ciertos aspectos de la ética de grabación y la gestión de la investigación, también  alienta los tipos de vínculos con los portadores originales de las tradiciones musicales. No todo lo que parece no estar bien, está mal.
Pues bien, todo esto, también incide en la creación de contenidos audiovisuales, en las publicaciones  y en el acceso a la formación, todo online. Los dispositivos electrónicos son más portables y relativamente más económicos.
El internet y los dispositivos de reproducción y grabación de archivos, scanners, cámaras, grabadoras… por otro lado, la misma semiótica de la música se ha inclinado en la re significación de signos musicales, y así, el rol del portador y el investigador ha pasado a tener una relación activa, en paralelos y complementariedades. 
El discurso cultural, las revisiones históricas, la visión del portador como creador, sus derechos de autor, de hecho, tienen mucho que ver con la etnomusicología moderna y el rol activo del investigador a lo interno de la comunidad, concebidos, ambos, portador e investigador como activistas culturales.
En el compendio en si hay que investigar mucho también. Gracias



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